jueves, 24 de julio de 2014

¿Qué fue lo que descubrió el Dr. Goiz?


Que nuestro cuerpo genera un polo positivo y uno negativo de acuerdo a la enfermedad que tenga el paciente. El polo positivo, es decir, que tiene mas iones Hidrogeno, es más ácido, y por lo tanto se hace ideal para el desarrollo de todo tipo de virus. El polo negativo, con menos hidrógenos, genera un ambiente alcalino y es donde proliferan las bacterias.
En el caso del SIDA, por ejemplo, el polo negativo esta en el timo y se corresponde con una bacteria, la Escherichia Coli. El polo positivo esta en el recto y se corresponde con el virus HIV.
Este cambio en la polaridad, se refleja en el PH de la sangre (el PH normal esta entre 7.0 y 7.2, y es la medida de los Iones de Hidrógeno en nuestra sangre) y en la pierna derecha, que se acorta o estira, tal como observaron los curanderos tradicionales.
Un alargamiento de la pierna derecha se correspondería con un exceso de PH, una alcalinización, y un aumento de bacterias.
Un acortamiento de la pierna derecha, se correspondería con una disminución del PH, una acidificación, y un aumento en el número de virus.
¿Por que no se afecta la pierna Izquierda?
Porque el corazón, al estar en este lado del cuerpo, genera un campo magnético mayor que en el derecho y mantiene el equilibrio de los tendones, lo que no ocurre en el lado derecho, que se acorta o alarga de acuerdo a los cambios de PH.
Cada virus y cada bacteria coexisten para poder crear un campo magnético que les permite vivir en nuestro cuerpo. Lo mismo ocurre para parásitos y hongos.
La terapia con Imanes en pares, es decir, los PARES BIOMAGNETICOS, ubica los sitios del cuerpo que están generando el campo magnético anormal y al colocar imanes con la polaridad contraria, generan un cambio magnético que cambia el ecosistema y virus y bacterias ya no pueden vivir en nuestro cuerpo y el resultado es la curación.
¿Qué sabemos según la medicina oficial?
Aunque esta teoría aun no es aceptada por la medicina oficial, si lo es su base: es decir, la teoría de que virus y bacterias están detrás de la mayoría de las enfermedades actuales.
Por ejemplo, Michael J. Fox, el actor conocidísimo de Regreso al Futuro, a los 30 años, desarrollo la enfermedad de Parkinson. Se sabe que varios de los actores de esta película, quienes tuvieron la misma gripe que el famoso actor, también desarrollaron la enfermedad de Parkinson a una edad muy temprana. Aunque la causa de la enfermedad del parkinson aun es desconocida, hay una fuerte evidencia que padecer una gripe severa esta entre los antecedentes de las personas que presentan Parkinson. Lo contrario también ocurre: las personas que sufrieron de Sarampión de niños están protegidos contra el Parkinson. Tienen un 35% menos de riesgo que la población normal, de padecerlo   
La teoría aceptada actualmente sobre el origen de la diabetes, es también por un virus. Este tiene un código de barras similar a las células B del páncreas, las que producen insulina: ¡Nuestro sistema inmune ataca a todo el que tiene este código de barras, ya sea virus o nuestras células de insulina!
Se sabe también que 80% (¡un numero altísimo!) de pacientes con Artritis reumatoide, tienen o han tenido infección por el virus Epstein Barr y aunque no se sabe la relación causa-efecto, esta claro que la alteración del sistema inmune esta correlacionada con la influencia de dichos virus
¿Nos afectan los campos magnéticos?
Desde luego que si. Desde el comienzo de los viajes espaciales, Los científicos de la NASA, saben que la falta del campo magnético de la tierra, produce en los astronautas Osteoporosis.
El campo magnético de los generadores de corriente de alto voltaje, se sabe que se relaciona con la aparición de Leucemia en niños. La OMS. Estima que SOLO un máximo (palabras textuales) de... 2500 niños al año pueden padecer de Leucemia asociada a campos magnéticos... Esto es una barbaridad. ¡Creo que con solo un niño en riesgo, ya podríamos hacer algo para evitar que se expongan a estos campos magnéticos! 
Los moviles están cada vez más implicados en la epidemia de infertilidad masculina que padece el primer mundo. Al generar un campo magnético, alteran las condiciones de crecimiento de espermatozoides y su calidad 

¿Qué se puede curar con esta terapia de Pares Biomagnéticos?

El Dr. Goitz afirma que se puede curar todo tipo de enfermedades. Lo mismo afirman sus discipulos y personas que se dedican a esta terapia.
En mi propia experiencia, lo uso como terapia asociada a la Acupuntura, tal como están haciéndolo desde hace unos años en China, con el resultado de que la terapia de Acupuntura es más efectiva, probablemente por la amplificación del campo magnético generado por los imanes y por la eliminación de virus y bacterias.
En mi consulta, lo he usado con éxito en niños y adultos. En niños con las patologías típicas de otitis crónica, sinusitis, etc., pero además con problemas como trastornos de aprendizaje, trastornos de conducta como desordenes de atención y autismo. Y el resultado es muy positivo. En estos casos, lo combinamos con Homeopatía y Auriculoterapia. No hacemos acupuntura en niños pequeños. Partimos de la base de nunca hacer daño: si fuera nuestro hijo, ¿que seria mejor para el? Esta es la pregunta que nos hacemos siempre frente a un niño y su tratamiento.
En Jóvenes y adultos, desde luego su uso primero esta en problemas infecciosos crónicos: candidiasis femenina, virus HPV, condilomatosis. En el nivel respiratorio, otitis crónica, sinusitis. En patologías osteomusculares, Artritis y artrosis, al igual que bursitis y lesiones de articulaciones, también con mucho éxito.
Además, lo he usado como coadyuvante en patologías mentales, como depresión, ansiedad, TOC., y asociado con acupuntura y homeopatía, encontramos que acelera el proceso de curación. Debido a que son terapias que manejan el mismo principio, el BIOMAGNETISMO, es decir el campo magnético que generamos nosotros, como seres vivos, al juntarlas, potenciamos sus efectos.
Pienso que el Dr. Goiz, que es mejicano, seguramente tuvo la misma experiencia que tuve en mi infancia con los chamanes tradicionales. Estos aun continúan curando de esta manera.
Esta manera de curar, la de los chamanes, cuando es autentica y verdadera, requiere de un largo y penoso aprendizaje, además de que debes de tener un don con el que naces. Sin este don, no hay garantía de éxito.
La terapia del Dr. Goitz, al explicar y comprender como actúan estas fuerzas de la naturaleza, y al explicarlas como lo haría un científico del siglo XXI, a facilitado el uso de los campos magnéticos al ponerlos al alcance de todos. Una terapia que estaba reservada a pueblos ancestrales, ahora ha salido a la luz y actualizada. Es el pasado y el futuro de nuestra medicina, unidos por fin. Esperamos que todos podamos beneficiarnos de esta antigua nueva sabiduría.

Muchas culturas ancestrales, entre las que se encuentran la china, la hindú, la árabe, la hebrea y las antiguas dinastías egipcias, utilizaban imanes por sus propiedades terapeúticas.
La leyenda cuenta que Cleopatra, para retrasar el proceso de envejecimiento, dormía con una piedra imán sobre la frente. En el siglo III A.C., Aristóteles escribió acerca de las propiedades curativas de los imanes naturales, que llamaba "imanes blancos".

En el siglo I d C., Plinio el Viejo, historiador romano, habló sobre la utilización de los imanes para curar los problemas oculares. Durante ese mismo siglo, algunos geománticos chinos empezaron a documentar lo efectos sutiles del campo magnético terrestre en la salud humana y la enfermedad después de utilizar brújulas de gran precisión para la exploración de las condiciones geomagnéticas.

En el siglo II, el célebre médico Galeno recomendaba el empleo de imanes para tratar el estreñimiento y diversos transtornos dolorosos. En el siglo IV, Marcel, el filósofo y médico francés, aconsejaba llevar un imán alrededor del cuello para aliviar los dolores de cabeza. En el siglo VI, Alejandro de Tralles utilizaba imanes para tratar el dolor de las articulaciones.

Después, durante el siglo X, el médico islámico Ibn Sina, también conocido como Avicena, afirmó que era capaz de tratar la depresión mediante la terapia magnética. Alrededor del año 1000, un médico persa documentó la utilización de imanes para aliviar dolencias como la gota y los espasmos musculares.

Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el célebre médico Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar transtornos específicos, sino que además describió con detalle los diversos efectos curativos de las polaridades magnéticas en los seres vivos.
Paracelso fue uno de los primeros en postular que la propia Tierra era un gran imán. En sus obras sobre terapia magnética, Paracelso defendía que el "imán es el rey de todos los secretos".

En 1777 la Real Sociedad francesa de medicina examinó los estudios sobre curación magnética realizados por un abad francés llamado Le Noble. Sus informes sobre los efectos de los tratamientos magnéticos fueron tan favorables que concluyeron que el imán parecía destinado a desempeñar un papel tan importante en la práctica y la teoría médicas como el que estaba comenzando a tener en el campo de la física experimental.

Curiosamente, unos pocos años después esa misma entidad condenó la obra sobre "magnetismo animal" de Franz Anton Mesmer, quien utilizaba "pases magnéticos" en sus pacientes al tiempo que aplicaba la energía del "magnetismo humano" por contraposición a las piedras imán magnéticas.
Mesmer entendía la curación magnética según una teoría astrológica según la cual el sol, la luna e incluso la tierra poseen energías magnéticas sutiles que pueden influir en el sistema nervioso humano y proporcionar energía al cuerpo. Las teorías de Mesmer se asemejaban mucho a las de Paracelso. Los dos afirmaban que existen un fluido magnético o una fuerza de la naturaleza invisible y sutil que se intercambia entre el cielo y la Tierra, y que dicha fuerza magnética puede curar y proporcionar energía a los seres vivos.

Mesmer estaba convencido de que el ser humano posee una clase de magnetismo específico, que él denominó "magnetismo animal" para distinguirlo de la limaduras de hierro o "ferromagnetismo". Continuó su labor desarrollando técnicas que permitieran captar y utilizar ese tipo de energía con el objeto de curar a sus pacientes.
Mesmer solía sustituir la energía de los imanes permanentes que había utilizado por su propio magnetismo animal. Si bien no fue comprendido durante su época, en el siglo XX los investigadores han hallado pruebas de que tal vez Mesmer no se encontraba tan lejos de la verdad en la relación con sus afirmaciones sobre el magnetismo animal.
Los estudios efectuados durante los últimos 30 años han demostrado una notable similitud entre los efectos biológicos beneficiosos de las manos de un sanador y los efectos terapeúticos de los imanes permanentes en los seres vivos.

Tan sólo unos ochenta años después, el famoso químico francés Louis Pasteur documentó los descubrimientos que había realizado en relación con los efectos de los imanes en el proceso de fermentación. Pasteur también desarrolló un tratamiento pata la rabia, así como el proceso de esterilización de la leche (pasteurización).
Pasteur se percató de que si colocaba un imán cerca de una cuba de fermentación llena de fruta (tal como se utiliza en la producción de bebidas alcohólicas), el proceso de fermentación era más rápido. En aquella misma época Samuel Hahnemann, el creador de la homeopatía, también experimentó con los imanes con fines terapeúticos y acabó defendiendo el uso de los imanes para tratar un gran número de transtornos de la salud.

El mayor defensor de la terapia magnética durante la segunda mitad del siglo XIX fue el doctor C., J. Thacher. Este médico explicaba que la energía de la vida provenía de la fuerza magnética del sol y era conducida a través de la sangre debido a su alto contenido en hierro. Aproximadamente un siglo después, en 1954, Linus Pauling recibió el Premio Nobel de Química por sus descubrimientos sobre las propiedades magnéticas de la hemoglobina, una sustancia presente en la sangre que contiene hierro.

A mediados del siglo XX, el interés por la curación magnética aumentó rápidamente en países como la India, Rusia y Japón.

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